San
Marcos
El día de San Marcos, en Rute y
sus aldeas, se celebra desde tiempo inmemorial. En el libro titulado: “En torno
a Jesús Nazareno”, escrito por los ruteños Bartolomé García Jiménez y Manuel
García Iturriaga, ya se menciona de cómo se efectuó una rifa en la Fuente Alta el día de
San Marcos a principios del siglo XIX para sufragar gastos de la Cofradía del Nazareno de
Rute.
En la actualidad, se sigue yendo
a este paraje tan entrañable y, además, a otros numerosísimos sitios, como el
Pantano de Iznájar, La Noria ,
El Lanchar,…, constituyendo un encuentro de familiares y amigos, que celebran
este día con dulces tan típicos como el bollo de aceite y magdalenas,
coprotagonizando “la merendilla” con la torta de bizcocho y “la pavita”, que
aunque no es un dulce, forma parte esencial del “canastillo”.
El poeta y cronista oficial de la Villa de Rute, don Joaquín
Roldán Martínez, quiso con estos versos unir el buen yantar con la festividad
de San Marquillos en un gracioso verso que se titula: “Un Santo”.
Un
Santo
-Por tener
tiene mi pueblo
un Santo
más que ninguno.
-Tú, mira
en el Santoral,
Y verás si
encuentras uno
Cuya
liturgia es tragar
Vino bueno
y bocadillos
Que no
figure en altar,
Y se llame
San Marquillos.
- Pregunta
por él en Rute
Y te dirán
al mil por mil
Que el día
de San Marquillos
Es el
veintiséis de abril.
Era tradición en Rute vender por
la mañana temprano y por la tarde los dulces que se elaboraban en los distintos
hornos. Y en los días previos a la festividad de San Marcos, paseaban con sus
cestos las tortas de bizcocho con su flor, las macetitas y demás dulces que
adornarían “el canastillo” de la chiquillería. Entre estos personajes que
hicieron época se encontraba: “la
Ovispa ” y “Budias”, al que nuestro poeta Mariano Roldán le dedicó
estos versos:
Budias
Bajaba,
bobalicón,
Budias, al
caer la tarde
Del verano,
con su cesto
Cuna del
azúcar cande,
Desde el
Barrio Alto, donde
El milagro
se hizo carne
De
alfeñique y pastaflora,
De piononos
y hojaldres.
“Dame un
dulce, Budias”, listo
Mandaba el
niño y, constante,
Budias se
espantaba: “¡Hoy, no; mañana!” Y a otra parte
Del pueblo
se encaminaba, con sus tesoros de ángel
Depositado
en la tierra
De los
seres racionales
Por error.
“¡Roscos de vino!”,
se vengaba
en un alarde
de voz
lejos. ¿Budias, cuándo
podremos,
sin aplazarse
más el hoy
por el mañana,
hartarnos
tú y yo de hojaldres,
de roscos,
y piononos,
libres ya
de malos aires.
Me ha encantado,y me ha "despertado" una sonrisa. Felicidades por el relato.
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